RUPTURA DE RELACIONES CON LOS IMPERIALISTAS ¡UN PASO CORRECTO!
Otto Van der vede Q.
Sin duda, la decisión más importante de todo el período gubernamental del presidente Nicolás Maduro, ha sido la ruptura política con el imperialismo norteamericano quizás tardía e incompleta, pero importante en su proyección. Nuestro Partido Revolucionario de los trabajadores, los sindicatos y las comunas donde actuamos apoyan la decisión de ruptura política con la burguesía interventora norteamericana. Lo declaramos en forma autónoma, crítica, pero firmemente.
No se trata de una cosa sencilla, conociendo la estrategia rapaz y destructiva que caracteriza a la burguesía internacional, particularmente la de Estados Unidos y sus tarifados políticos de la Unión Europea, con la alemana Merkel, el socialdemócrata Sánchez o la atribulada inglesa Teresa May y, obviamente, la OTAN como contorno del plan norteamericano. La crisis estructural y global del capitalismo lo empuja a quitarse los afeites democrático- burgueses mostrando la verdadera naturaleza delictiva del capitalismo del siglo 21 y sus chácharas democráticas, humanistas etc.
Sin escrúpulo de ningún tipo la expresión más acabada del capitalismo actual o sea, el sistema imperialista norteamericano, no tiene el más mínimo escrúpulo a la hora de violar las leyes y acuerdos internacionales, de violentar los derechos humanos; invadir y destruir militarmente las naciones como han hecho en el Medio Oriente, igual que nombrar gobiernos espurios manejados a control remoto, confiscar como cualquier ladronzuelo las reservas monetarias latinoamericanas o defecar encima de la cacareada democracia burguesa. Si de lo que se trata es de arrebatar los recursos naturales de las naciones oprimidas y dependientes o evitar que las masas proletarizadas tomen el poder en su <patio trasero>, todo vale para la burguesía.
Por ello decimos, no sorprende que la canadiense CRISTALEX, una empresa depredadora botada del país por el presidente Chávez por malversación de fondos del Estado y recogida inexplicablemente por el actual gobierno bolivariano, quiera, al mismo tiempo que desbastar la minería local, apoderase de la refinería venezolana CITGO con la complicidad del gobierno mafioso de Donald Trump, quien ni corto ni perezoso acaba de incautarle la bicoca de $7000 millones a PDVSA; como tampoco sorprende que el hipócrita Gobierno de la tory Teresa May, le robe vulgarmente a Venezuela 1200 millones de dólares depositados en la banca inglesa, so pretexto de que Maduro ya no es Presidente de la República, porque ellos han elegido a un fulano Guaido para el cargo, grosería política con la que se confirman justas las palabras del gran poeta español León Felipe sobre el Reino Unido y que ahora extendemos a sus herederos estadounidenses, para León Felipe Inglaterra no era más que la vieja prostituta de Europa.
Nada puede sorprender del imperialismo del siglo 21, como tampoco es sorpresa que el adeco español Sánchez, del PSOE, olvidándose del año 1821 en Carabobo, le dé un ultimátum a Maduro para que renuncie o convoque a elecciones <libres> en 8 días. En fin, cosas trágicas pero que terminan provocando risa como las bravuconadas del grupo de Lima, con los malagradecidos colombianos de Duque, del malinche ecuatoriano L. Moreno o del peruanos Vizcarra denunciando crisis humanitaria en Venezuela.
Ahora bien, es indispensable puntualizar algunas aspectos finales del problema, por ejemplo, que ante el implacable cerco imperialista contra Venezuela, que en verdad no es sólo por el petróleo, los minerales y la competencia de mercado con China, Rusia y la India, sino especialmente por la influencia de la lucha venezolana en el escenario latinoamericano; por la rapidez e intensidad con la que asciende el movimiento de masas en el área, sobre todo en las filas del proletariado obrero-campesino y comunal de Venezuela, que se comienza a perfilar como la fuerza motriz de las movilizaciones de calle, por esas razones el movimiento revolucionario y progresista, dentro y fuera del Estado-gobierno, de los sindicatos, frentes campesinos, comunas, partidos patriotas y de clase, misiones y demás vanguardias sociales, deben dar un giro de 180 grados en su conciencia, organización y preparación para actuar en un combate que de hecho ya comenzó; la orden es cerrar filas en torno a un programa de lucha antiimperialista y socialista revolucionario, claro y firme; de trazar una estrategia concreta, viable y de clase acorde con nuestras condiciones históricas; sobre todo debemos fortalecer el partido proletario dispuesto al poder político, si es que en verdad queremos alcanzar el éxito antiimperialista y antimonopolista en los combates que se avecinan.
En el campo de masas, hay que lograr, en el menor tiempo posible, una preparación optima en cuanto a los planes políticos- organizativos y militares del movimiento de masas frente a la inminente local y externa de la ultraderecha. Actualmente y a contrahecho de los discursos y consignas emotivas es deficiente nuestra preparación, en lo correspondiente a la ideología, a la mística de lucha, a la preparación cívico militar del pueblo y sin duda que los en los asuntos de organización, logística, abastecimiento, seguridad de masas, estímulo a la combatividad popular y otras condiciones indispensables ya para <la resistencia> o para la ofensiva popular del pueblo en correspondencia con el escenario, los discursos y la praxis del problema.
A pesar de lo agudo de la situación, no cesa por parte de importantes sectores oficiales del nacionalismo bolivariano en las decisiones claves del Estado, del partido de gobierno, en general, en las alas progresistas del proceso revolucionario, el sectarismo infantil de pequeña potencia, la ambigüedad, la mentalidad hueca del triunfalismo y una pésima política de aliados, cuatro desviaciones liberal-reformistas sin sentido en cuanto a cómo abordar el nuevo escenario en el que entra la lucha de clases y el problema nacional en Venezuela, es como si en los hechos algunos jefes bolivarianos tuviesen más temor a las masas proletarias que a la invasión militar imperialista.
Son errores de conjunto del movimiento patriótico que afecta la credibilidad popular, peor aún, que se reproducen dentro de las alianzas y acuerdos políticos, desgastando y dividiendo el impostergable frente de lucha común, valga decir haciendo mermar el crecimiento político del pueblo y la unidad revolucionaria cívico militar <de abajo>, que en Venezuela es ahora una condición sine qua non para alcanzar la derrota de la coalición imperialista y sus miserables lacayos de la derecha internacional e interna.
De estos últimos, de los lacayos de la derecha, no podemos más que anotar su canallada, pues no se trata de una mera posición <anti Maduro>, sino que, so pretexto de ello, se da un apoyo histérico, irracional y desconsiderado a la provocación militar de los imperialistas norteamericanos y la OTAN europea, ignorando irresponsablemente el drama humano, social y nacional que con toda seguridad producirá una intervención militar del Atila del Norte y sus lugartenientes neanderthales de Europa.
Un último señalamiento a los camaradas que toman una posición izquierdista frente al grave problema nacional y de clases planteado: no se trata de asumir una línea purista de guantes blanco, con el cliché <ni maduro ni los gringos>. Independientemente de las críticas justas a la ineficiencia, el sectarismo infantil de sectores del gobierno o a los dobles discursos de otros, no se puede igualar la poderosa coalición imperialista de Estados Unidos-Europa y sus corre ve y diles de Lima, con la conducta burocrática, reformista, vacilante e incluso neoliberal dentro de Estado capitalista venezolano; no sería más que otro infantilismo de izquierda, una falta de sentido común, un juicio emotivamente superficial, una equivocación no táctica sino estratégica por sus consecuencias en medio de un bloqueo miserable y del plan de invasión militar imperialista En fin, revela un deficiente manejo de las contradicciones y la dialéctica de las clases, de lo cual sólo se aprovechará la derecha reaccionaria interna para acentuar el desabastecimiento, la hiperinflación y el boicot general capitalista.
La autonomía de clase, la crítica proletaria debe diferenciar muy bien al enemigo principal imperialista y sus socios monopólicos internos, de aquellas desviaciones y errores de alienación, intereses electorales, personales o de ingenua complicidad (en todo caso superables) tanto en el seno de las masas generales como de los sectores de la pequeña burguesía no anticomunista pero sí confundida y hasta cómplice por omisión. Ni el <centrismo> ni el ninismo son los caminos tácticos de los marxistas para bloquear el reformismo y organizar la importante corriente proletaria, socialista y antiimperialista que crece en el seno de la revolución venezolana, una fuerza absolutamente distinta al nacional reformismo cuya condición está cuajando ahora, al calor de la profunda crisis mundial capitalista y la debacle del reformismo como salida político social del Continente.
Caracas 29.1.2019
Pasalo&
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