Otto Van der Velde Q.
Dedicatoria. A propósito de esta fecha emblemática en los combates revolucionarios de Venezuela, vaya nuestro modesto homenaje a todos los héroes de esta larga marcha revolucionaria venezolana por construcción del partido proletario y el socialismo. Los camaradas que a continuación aparecen simbolizan para el PRT el sacrificio revolucionario en la lucha por la liberación nacional antiimperialista, el socialismo y el comunismo en Venezuela y en el mundo. Sirva este breve ensayo de modesto homenaje a la memoria de los combatientes de por vida: Iván Gómez, Leonardo Sánchez (culebra), Ricardo Palma (Ezequiel), Pio Gil Mendoza, Ali Paredes, Edíth Fermín, Daniel Guevara, Galovick (cuadros comunistas de los años cincuenta-sesenta, entre otros, integrantes del Pelotón Victoria, escuadra José Antonio Mella, así como del Servicio de Instrución Militar de las FALN y del Partido); de Luis Rivas, Marisol Diaz, Antonio Márquez (Raúl) (dirigentes nacionales proletarios del MPDIN-PRTV desde los años setenta hasta su partida física (organización Caracas-Los Teques). Igualmente, a los camaradas dirigentes nacionales del PRT Carlos Mirabal (Anzoátegui), Jesús González (Portuguesa), Manuel Ureña (Aragua), Jesús Berbín (Anzoátegui), Alexander Briceño, Andrés Marichal (Caracas), Eva Echenique (Carabobo) Eduardo Vera (Bolívar), Mesmer (Bolívar) Fidel Mejías (Bolívar); Omar Zamora (cuadro Caracas) Carlos Bujanda (cuadro Caracas), Jesús Gómez (cuadro Caracas). Todos fundadores y militantes en una y otra época del Partido Revolucionario de los Trabajadores hasta el último día de sus vidas.
“… La primera gran oportunidad estratégica fallida de las vanguardias revolucionarias de Venezuela en su ruta hacia el poder fue durante el período de lucha 1956-1962. La causa principal del error consistió en no abolir estructuralmente el Estado del gobierno militar burgués del genera Marcos Pérez Jimenes, completamente desorganizado con el triunfo de las jornadas antidictadura de 1956-60. Paralizada. Cumplido con éxito la jornada anti dictadura, la Junta Patriótica revolucionaria, jefatura indiscutible del proceso, pierde el rumbo en la segunda fase de consolidar el poder. Se impone en sus filas la táctica demócrata burguesa levantada por de los grupos etapistas internos, que aferrados a la abstracta consigna lanzada por la derecha de consolidar <la democracia>, facilita a la corriente proimperialista de Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y del comodín Villalba, imponer la línea democrático representativa previamente acordada con el imperialismo norteamericano desde el Pacto de Nueva York (1957).
Las condiciones objetivas y subjetivas para establecer un gobierno provisional nacional revolucionario (algo ideológicamente parecido a gobierno chavista del 98) estaban en general dadas para 1958, resultado de la exitosa coalición de comunistas y nacionalistas revolucionarios en la Junta Patrióticas, frente de lucha con gran influencia del PCV sobre grandes sectores de masas. En lugar de un gobierno de coalición la Junta, se monta el desabrido gobierno provisional Sanabria-Larrazábal que al principio incluye a dos voceros de la derrotada burguesía Pérez jimenista, Romero Villate y el <turco Casanova>, personeros de la dictadura inmediatamente expulsados del inestable gobierno provisional por las masas que se movilizan bajo las consignas de los comunistas, otra faena popular que se repite unos meses después con la derrota del contragolpe militar Pérez jimenista conocido entonces como la Kornilovadade Castro León.
Con el derrocamiento del gobierno militar y sus secuelas, la Junta revolucionaria reafirma su jefatura política presentado un escenario de izquierda distinto con fuerte arraigo en las grandes masas, en contraste a la desorganización de la burguesía Pérez jimenista debilitada en su mando cívico militar. La dirección del Partido Comunista por su lado demostraba una respetable autoridad dentro del pueblo movilizado, en evidente ascenso político, así lo revelan sus acciones directas de calle contra Richard Nixon, a la sazón vicepresidente de EEUU en imprudente visita a Venezuela por esos días; por tanto, era perfectamente posible darle un vuelco de 180 grados a la situación política en los años 1958-1962.
En efecto, el cuadro general de la situación se transformaba a diario apuntando cada vez más en dirección de un viraje profundo de la lucha de clases, dado que 1. La burguesía dominante en FEDECÁMARAS, producto de la ofensiva popular había desarticulado sus poderes dentro del Estado, particularmente en las policías y el Ejército comprometidos algunos sectores con la dictadura militar derrocada, otros con la política antidictadura. Las contradicciones propias del sistema más el desenlace de la coyuntura política nacional e internacional a finales de los años cincuenta aceleraban ese gran vacío político .2. La estrategia política de la burguesía local dominante y sus partidos, acordada en Nueva York con el Departamento de Estado se salía de control, la coalición de la derecha socialdemócrata del partido Acción Democrática y del socialcristianismo ultramontano de COPEI, perdían a diario terreno por las poderosas acciones de masas dirigidas desde la Junta revolucionaria, en particular por el PCV y el importante concurso de otros grupos marxistas en plena diferenciación ideológica con los viejos partidos, caso la corriente denominada “AD de izquierda” a punto de escindirse en MIR -Movimiento de Izquierda Revolucionario- corriente de presencia destacada dentro del frente nacional antidictadura bajo la dirección de Simón Sáez Mérida, Domingo Alberto Rangel, el <poeta Muñoz> y otros activistas medios y de base del partido AD; en la misma tónica separatista, los nacionalistas revolucionarios de URD (Unión Republicana Democrática), conducidos por Fabricio Ojeda –Presidente clandestino de la Junta, asesinado luego por el SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas del gobierno Punto fijista) opuestos a los conciliadores villalbistas del partido y el Comité militar de patriotas que entre 1961-62, parte de ellos ejecutan con el PCV y el MIR importantes levantamientos militares antiimperialistas que hacen tambalear el gobierno de Betancourt , entre otros el de La Guaira, Carúpano y Puerto Cabello, finalmente los sectores de patriotas independientes de la Junta, en general identificados con un cambio de fondo de la situación..
Era viable pues, plantearse el cambio de estructura, la disolución del viejo capitalismo de Estado militarizado y la organización de un gobierno popular nacional revolucionario. Era posible sólo entendiendo correcta y audazmente la correlación política de fuerzas formadas a partir de 1957 y repotenciada el 23 de enero. Sin embargo, la vanguardia comunistas, marxistas y nacionalistas, que habían cumplido acertadamente el difícil ciclo de lucha clandestina 50-58, subestima no sólo sus legítima fuerza sino los alcances estratégicos del acuerdo anticomunista de 1957, firmado en Nueva York por Betancourt-Caldera-Villalba y M. Bergbaun (vocero del Departamento de Estado) cuyas resoluciones sentaban las bases entreguistas del pacto, compromiso ratificado un año más tarde en Caracas por la trilogía local en la quinta “punto fijo” propiedad de la familia Caldera.
Ambos acuerdos cumplen literalmente la propuesta imperialista de salir del gobierno militar burgués de Pérez Jiménez -desgastado ya el ciclo militarista pro yanqui en Latinoamérica, caso de Venezuela, Colombia, Cuba, Haití, República dominicana, Perú etc.- conteniendo, al mismo tiempo a sangre y fuego, las acciones políticas de las masas insurrectas, en especial la influencia comunista cuyo prestigio amenazaba elstablishmen, por tanto, la línea de dependencia neocolonial. Pero las previsiones de Nueva york se le salieron de control al imperialismo norteamericano y sus cómplices punto fijistas, las masas dirigidas por los comunistas, los marxistas en general y los grupos nacionalistas (incluyendo los militares patriotas) tomaron las calles poniendo al borde del fracaso las medidas del reaccionario Pacto.
Ahora bien, el punto central del importante giro político, tanto para la derecha <democrático-burguesa> como para la izquierda revolucionaria del año 58, estaba en resolver la interrogante ¿de cuál Estado de transición se trataba? La derecha en su conjunto (incluyendo algunos grupos oportunistas del pérezjimenismo) apuntaba al Estado social-reformista, fundamentando una política “de transición” democrático-colaboracionista que restableciera la confianza general en los intereses anglo-norteamericanos y del capitalismo criollo, enlodados hasta el cuello de Pérez jimenismo, junto a cardenales y monseñores del alto clero, representado entonces por Monseñor Arias Blanco y demás obispos militantes del Secretariado Permanente del Episcopado Venezolano, germen de lo que a partir de 1973 será la ultra reaccionaria Comisión Episcopal Venezolana (CEV).; la izquierda por su parte, anclada en la consigna anti dictadura, no lograba calibrar a fondo el cambio de la nueva correlación de fuerzas hechura de la propia Junta, por tanto el giro a tiempo de las consignas de agitación, tampoco su presencia en el gobierno provisional producto de la oleada insurreccional. En esa condición el grueso de la vanguardia termina por morder el anzuelo electoral e institucional de la burguesía, empacado en la consigna punto fijista de la unidad democrática y la vergonzosa línea de “Paz Laboral” que paraliza al movimiento obrero, sometiéndolo al corrupto control del Buró Obrero de AD. Estos dos factores marcan el inicio de la ofensiva de la <nueva derecha>.
La vanguardia revolucionaria revelaba de ese modo una verdadera <candidez política>, no sólo en cuanto al plan estratégico de los imperialistas y sus aliados internos, sino en cuanto a la medición del nivel político, de organización y confianza de la fuerza popular acumulada por la Junta. Un importante sector de la dirección comunista subestimó su propia influencia, determinante en el seno de las masas y el frente anti dictadura, resultado de la línea política del PCV votada clandestinamente en XIII Pleno del CC (1957), programa de lucha que impacta a grupos marxistas sin partido (cito al MOSIAN), igualmente a fuertes y combativos sectores progresistas del nacionalismo cívico militar -incluyendo oficiales patrióticos del Ejército, la Marina y Aviación, a los sectores de izquierda de URD y otras organizaciones populares; a las corrientes socialdemócratas radicalizadas, algunas de ellas en franca evolución hacia el marxismo y el nacionalismo revolucionario caso como el caso mencionado de <AD de izquierda> y sectores nacionalistas de la JP.
El MIR es la primera gran división del viejo partido socialdemócrata, división que en el 59 se transforma oficialmente en la organización marxista Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Aunque no es la única de AD que se divide varias veces. Aparte de los grupos de izquierda radical, estaban fracciones progresistas moderadas destacando los seguidores de Raúl Ramos Jiménez (PRIN), de Prieto Figueroa-Paz Galarraga (Movimiento Electoral del pueblo, que irrumpe fuera de AD en 1968) y otros grupos disidentes del viejo partido burgés.
Como ya dijimos, la JP también cargaba con progresismos partidistas en plena evolución, caso de las corrientes de Unión Republicana Democrática (URD) descontentas con las tendencias acomodaticias de Jóvito Villalba. El principal progresismo de URD estaba representado por la sección de Fabricio Ojeda (a su vez presidente de la JP), igualmente estaban los círculos de Cheito Herrera Oropeza, José Vicente Rangel, Ugarte Pelayo etc. La alianza anti- dictadura logró sin duda alcanzar importantes círculos patrióticos cívico-militares activos, caso de Hugo Trejo junto a otros oficiales en rebeldía; sobre todo a grupos militares ideológicamente comprometidos que entre 1961-62, actuaron aguerridamente al lado de los comunistas y miristas en los valientes movimientos cívico- militares de La Guaira (1961), Puerto Cabellos (1962) y Carúpano (1962).
Prestigiosos militares de carrera se incorporan después de 1961 a los mandos de los diversos frentes guerrilleros urbanos y rurales, mención de los oficiales revolucionarios, Vegas Castejón, el teniente Rafael (del Servicio de Instrucción Militar de las FALN), Pedro Medina Silva, Víctor Hugo Morales, Chirinos, Hurtado y muchos otros oficiales, clases y soldados patriotas que ingresan a la heroica lucha armada de los años sesenta; unos cuantos de ellos son asesinados por los servicios policiales y de la inteligencia militar de régimen, la DIGEPOL, SIFA etc., otros mueren en prisión como Manuel Ponte Rodríguez (dirigente máximo de las FALN) o en las guerrillas como Nicolás Hurtado, Manuit; algunos de estos militares revolucionarios llegan políticamente activos al ciclo chavista mención de Víctor Hugo Morales, Medina Silva, Molina Villegas y otros luchadores.
La jugada capitalista del 58 apuntaba pues .1. Confundir a los sectores insurrectos haciendo pasar por democracia general lo que en verdad era dictadura parlamentaria de la burguesía con su modelo representativo del gran capital local en pleno desarrollo monopolista, dicha política produjo en las dos décadas siguientes un escalofriante saldo de muertos, desaparecidos, presos y exilados .2. Materializar el Pacto anticomunista de Nueva York, acordado un año antes por Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (COPEI), Jóvito Villalba (URD y el Departamento de Estado norteamericano, en un escenario de agitación popular en el que la lucha política de clases tomaba protagonismo. El plan de AD-Copei era por una parte institucionalizar los acuerdos anticomunistas del Pacto, ralentizando con dicha consigna la ofensiva del poderoso movimiento popular desencadenado del año 57 al 63 y reformar el capitalismo de Estado; por la otra, dividir y liquidar políticamente la Junta Patriótica, como en efecto sucedió.
Aceptar la envoltura democratista socialdemócrata y la convocatoria electoral de la burguesía en momentos insurreccionales, significaba para las vanguardias la paulatina paralización del movimiento de masas, creando una enorme confusión en los sectores de avanzada, sorprendidos por el juego electoralista a destiempo. En definitiva, fue un grave error político de dirección. Lo esperado era reorganizar las fuerzas propias, ir a una táctica-plan y montar un amplio gobierno nacional revolucionario de excepción, que profundizara las exigencias sociales de liberación popular, incluyendo los urgentes planes sociales de vivienda, empleo, servicios etc., y las medidas nacionalistas petrolero-mineras de fondo para para arrancar en gran escala un plan agrícola industrial no dependiente, que blindara la autonomía nacional, diese fuerza política al movimiento obrero, institucionalizara el poder popular y purgara la jefatura al frente patriótico de reformista, oportunistas y otras especies arrimadas a las circunstancias del momento.
Frente al giro política las masas en la calle se confunden disminuyendo el creciente antiimperialismo popular, cuyo punto más ato había tocado las acciones de calle contra el vicepresidente de EEUU, Richard Nixon, a punto de ser linchado junto a sus escoltas en los alrededores del Panteón Nacional. La acción popular antiimperialista indicaba la dirección revolucionaria correcta a seguir. Conciliar fue un error garrafal de la jefatura revolucionaria dominante, error que aprovechó plena y rápidamente el punto fijismo para consolidarse. El gobierno <democrático-representativo> de AD-COPEI en lugar de democratizar -como prometía- las relaciones político, económicas y sociales, desata un verdadero pogromo represivo.
Víctimas de una despiadada represión capitalista por parte de la alianza Betancourt-Caldera-Leoni, caen, asesinados decenas de miles de cuadros comunistas, miristas y revolucionarios en general; obreros, campesinos y líderes sociales son asesinados en las ciudades y el campo venezolano, las policías del régimen allanan el Congreso Nacional apresando los diputados comunistas y miristas, entre otros a Eduardo y Gustavo Machado, Jesús Farias, Sáez Mérida, Jesús María Casal, Sáez Mérida, García Ponce. Igual suerte corren centenas de dirigentes de izquierda. Los parlamentarios marxistas son despojados en plena Cámara de su inmunidad parlamentaria, encadenados van a prisión obedeciendo órdenes del gobierno <democrático representativo> de AD-COPEI, el imperialismo norteamericano y FEDECÁMARAS. Enorme lección del pasado revolucionario vigente hoy día, sobre todo en el marco de los sucesos anti golpistas del 13 de abril del 2002 contra los nacionalistas bolivarianos y sus consecuencias estratégicas, pero ese tema corresponde a otro análisis político que tenemos en punto de cuenta.
(*) Este trabajo es una separata de mi libro sobre la LOTTT y el marxismo pronto a editar, fue adaptado como artículo para la ocasión