COMUNICADO LA CLASE
OBRERA DE UPRA SE PRONUNCIA ANTE EL PAÍS
23 de Enero de 1958 fin
de una etapa e inicio de otra en el proceso revolucionario de Venezuela.
DIRECION NACIONAL UPRA |
Cuando el pueblo salió
a la calle el 23 de Enero de 1958, dirigido por la Junta Patriótica, jamás se
imaginó que su lucha por la democracia, y el sacrificio de muchos de sus
mejores luchadores, serviría para imponer un régimen antidemocrático, represivo
y entreguista de las riquezas nacionales en grado más profundo que el de la
dictadura. La dirección revolucionaria de la época, suma de pensamiento
socialdemócrata y nacionalista, imbuido de ideas de un igualitarismo ingenuo,
creyeron que la AD de Rómulo Betancourt era una organización de verdad
“democrática” y llegaron a validar su condición “popular”, que realmente no lo
era, por su ideología de derecha, capitalista, oportunista y proyanqui, que
demostró el carácter traidor con sus pactos entreguistas, avanzando sin pausa
hasta la exclusión y represión que golpeó con violencia al movimiento popular,
al MIR y al PCV, llevando a una ruptura obligatoria con la persecución a
quienes, desde la izquierda, habían confiado en la “democracia”, con la
consecuencia de 40 años de opresión para la clase obrera y el pueblo, que tuvo
que tomar las armas y pagar con sangre, ahora a la defensiva, los errores
estratégicos de sus dirigentes, que no tomaron la ofensiva en el momento
oportuno. Ese 23 de enero y los días subsiguientes sellaron el futuro, mientras
las masas alzadas estaban en las calles persiguiendo a los torturadores e
imponiendo la justicia popular, tomando el control por la vía de hecho, la
dirección de los partidos se reunía para llegar a acuerdos sobre la forma de
gobierno, allí unos buscaron a los burgueses “nacionalistas” para constituir la
junta de gobierno, mientras otros se reunían con los representantes yanquis
para definir las fórmulas de “transición” y sometimiento. El pueblo, que podía
construir su propia opción, no avanzó en la constitución de su gobierno, llegó
a Miraflores y fue frenado por los reformistas. Los dirigentes revolucionarios
de la época, y principalmente los comunistas cometieron un grave error: creer
en la burguesía y en su “democracia representativa”, y en lugar de avanzar a la
toma del poder, que era el instinto que empujaba a las masas más avanzadas en
la calle, las frenaron para llegar a acuerdos que permitieran “unir fuerza
contra la dictadura”, esta táctica, de desconfianza de las masas y su capacidad
de lucha, dio a la burguesía y a los yanquis tiempo para montar el Pacto de
Nueva York, que nacionalizaron con el nombre de Pacto de Punto fijo,
estableciendo una fórmula reaccionaria y antidemocrática que dejaba fuera del
juego del poder a la izquierda y al movimiento popular, pacto traidor que no
fue atacado con la debida inmediatez, por lo que se impuso un régimen de
gobierno democrático burgués de derecha proyanqui que condujo mediante el
bipartidismo de la llamada “cuarta república” los destinos del país, con alto
costo para el pueblo, durante 40 años. También los militares honestos y
patriotas dieron su cuota de lucha ese 23 de enero, la mayoría entendió que
Marcos Pérez Jiménez estaba tumbado por la presión de los gringos que jugaron a
quitar a un gobierno con problemas para tratar de imponer otro, y lo lograron
sin necesidad de un golpe de Estado, con la sumisión de la dirección de AD,
COPEY, URD y los militares traidores. Los militares patriotas al entender la jugada
entreguista, expusieron su vida junto al pueblo para tratar de corregir el
error, incluso con las armas en la mano, al lado de otros revolucionarios
consecuentes por medio de las FALN que significó un gran paso en la
organización de las fuerzas populares en la lucha contra la derecha, los
reaccionarios, apátridas y principalmente contra el imperialismo yanqui. En
política los aciertos y errores deben ser analizados objetivamente y a
profundidad, no para fustigar a las organizaciones y dirigentes que los
cometieron, sino para evitar cometerlos de nuevo, para corregir las debilidades
ideológicas que pueden existir en los planteamientos teóricos de las
organizaciones y para evitar caer en los mismos de nuevo. Creer en la burguesía
“democrática”, en su palabra y en su programa, fue un error que el pueblo
venezolano pagó caro entre 1958 y 1998, creer de nuevo en la burguesía ya no
sería un error, será un suicidio, por eso no podemos caer en las redes del
discurso “democrático representativo” de la derecha proyanqui claramente
entreguista y heredera legítima de AD y COPEY, que se atrinchera en la OEA y
clama por la “ayuda humanitaria” y “el restablecimiento de la democracia”, pero
realmente su actividad es para volver a tener sus privilegios explotadores y represivos.
Menos aún podemos creer en la “Burguesía revolucionaria” hija ilegítima de la
democracia representativa, que se oculta, como lo hizo Betancourt, en un
discurso “revolucionario y nacionalista” para entregar las riquezas del Estado
a los grandes monopolios. Como revolucionarios consecuentes tenemos que
fortalecer las fuerzas propias de la clase obrera, de los campesinos y los
comuneros, del pueblo que resiste y lucha cada día, que enfrenta la agresión
imperialista de diverso signo y las inconsecuencias, indolencia y corrupción de
la pequeña burguesía que mediante el fraude se quiere transformar en burguesía
para negociar las riquezas del país desde el gobierno. Claros de las enseñanzas
de la historia, analizadas por medio de la dialéctica, y como parte de las
fuerzas de la democracia proletaria que va construyendo el pueblo, tenemos que
creer en las fuerzas que cada día se expresan en la calle, en abierta lucha
contra el imperialismo yanqui, que es, sin duda alguna, nuestro enemigo
principal, contra sus lacayos de FEDECAMARAS, VENAMCHAN Y CONSECOMERCIO, contra
la burguesía explotadora, bien sea la tradicional o la emergente, contra toda
forma de opresión, contra la Asamblea Nacional y un gobierno paralelo espúreo,
porque nadie los eligió para eso que pretenden hacer. A 61 años de aquella
fecha, los revolucionarios, aprendiendo del pasado, nos sumamos a una corriente
democrático popular y antiimperialista, que si bien es cierto apoya en sus
posiciones de resistencia ante la agresión del Bloque imperialista de los EEUU
UE al gobierno de Nicolás Maduro, que pretende ser derrocado por parte de las
fuerzas más reaccionarias del planeta, también es cierto que asumimos una
posición crítica ante los errores y debilidades, como la corrupción,
indolencia, entreguismo y la existencia de privilegios de grandes burgueses en
parte importante de funcionarios del alto gobierno que quieren hacer realidad a
costa del Estado sus sueños capitalistas, mientras hacen sufrir al pueblo cada
día por la corrupción, matraqueo y complicidad, lo que nos lleva a seguir
exigiendo, como siempre lo hemos hecho, justicia revolucionaria, una política
salarial adecuada, congelación de precios, Aplicación del Art 113 de la CRBV,
estímulo a la producción nacional principalmente sobre la base del control
obrero revolucionario, la entrega de los medios de producción a los
trabajadores, a los campesinos medios y pobres, el control de la distribución
por parte de los consejos comunales y comunas, juicio público a los corruptos
militares y civiles, además de la eliminación de las instituciones del Estado
burgués para garantizar la soberanía, con una base material para la resistencia
y la lucha contra la agresión interna y externa.
¡¡Por la Unidad del Movimiento
Popular Revolucionario¡¡
¡¡ Organización, Movilización y Lucha para
Derrocar al Imperialismo Norteamericano y sus lacayos¡¡
Caracas Venezuela 23 de
Enero de 2019.
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