A PROPÓSITO DE GOBERNADORES Y MINISTROS
Otto Van der Velde Q.
Caracas 12.5.2019
Art de opinión
Han causado gran revuelo dos declaraciones públicas: la del
ministro agrícola Castro Soteldo afirmando que la burguesía
es revolucionaria y un poco después la del gobernador La Cava del
estado Carabobo, señalando que es necesaria la privatización de la industria
eléctrica Corpoelec. Se trata de dos posiciones emblemáticas dentro del
chavismo, debido a que representan líneas de altos funcionarios del Estado en
zonas claves, uno del área agrícola -Estado portuguesa- y otro del campo
industrial del país, el Estado Carabobo.
Evidentemente no son dos simples propuestas públicas, sino el
rebrote de dos tendencias ideológicas en el centro mismo del proceso
revolucionario bolivariano, por tanto del chavismo, actuando justo en una
conflictiva situación coyuntural, fomentada con cinismo por quienes
definitivamente se han constituido en la Santa Alianza imperialista del siglo
21, es decir, los capitales norteamericanos, las naciones imperialistas de la
Unión Europea, el terrorismo militar de la OTAN y los testaferros de turno de
una derecha internacional encabezada por Canadá, Colombia-Perú -el Pacto de
Lima- y la OEA, arrastrados como fardos capitalistas en el peligroso ajedrez
internacional de hoy.
Lo cierto, es que ambas posiciones reflejan lo que, dentro
del Partido Revolucionario de los Trabajadores, hemos debatido y difundido
dentro del problema nacional como el curso del nacionalismo moderno en
Venezuela y Latinoamérica. Temas que se manejan en nuestras filas desde los
años setenta, entonces a través del MPDIN-PRTV (antecedentes del PRT actual) y
en la actualidad como programa de nuestro propio partido revolucionario de los
trabajadores, recogido en el folleto de junio de 2007, tras las conclusiones de
plenos, conferencias etc. finalmente el III Congreso del 2006.
Frente a circunstancias tan concretas como estas, la
conclusión popular es que en verdad no
hay peor
ciego que el que no quiere ver. Ceguera política en medio de una profunda
crisis capitalista venezolana e imperialista mundial de enormes e insalvables
contradicciones, las cosas no se presentan pues, tan simple para las masas y el
movimiento revolucionario.
Batido sin piedad el pueblo por la profunda crisis
estructural capitalista, por las provocaciones permanentes del imperialismo
internacional liderado por Estados Unidos y sus secuaces latinoamericanos;
amenazado por las conspiraciones de la derecha interna, por los errores
reformistas y la burocracia omnipresente del capitalismo de Estado, la
situación va llegando para las masas a su punto de definición, exigiendo una
respuesta sin compromisos ni ambigüedades del poder popular y de la jefatura
revolucionaria a todos los niveles.
En base a esa disyuntiva observamos lo siguiente: los
señalamientos del ministro Soteldo, podrían en verdad ser geniales en 1789, no
en el 2019, hoy día son absolutamente desfasados por razones históricas
indiscutibles: simplemente no estamos en el 14 de julio, en víspera de la toma
de la Bastilla, esperando al empuje de la burguesía revolucionaria contra
el feudo, la nobleza terrateniente y el clero, sino en el 12 de mayo del 2019,
a 13 días del 1o de mayo proletario; apenas a 17 años de la poderosa
insurrección popular del 2002-2003 que derrotó el golpe de la derecha burguesa
restituyendo en la presidencia a Chávez y en el centro de una contradicción
mundial, no del feudo y la burguesía
revolucionaria, sino del proletariado revolucionario y la burguesía
reaccionaria, para más, una lucha antagónica de clases cruzada por la
contradicción nacional moderna imperialismo opresor- nación oprimida. Menudo
asunto este.
Como ya advirtiera Marx, la burguesía es revolucionaria hasta el mismo día que derrumba al feudalismo, al día siguiente es reaccionaria. En la muy poca fraterna y democrática revolución francesa las ideas de la aristocracia feudal y del clero, rodaron con toda y su cabeza por el patíbulo, presidido, en verdad, por el más auténtico de todos los revolucionarios burgueses, Maximilien Robespierre.
Como ya advirtiera Marx, la burguesía es revolucionaria hasta el mismo día que derrumba al feudalismo, al día siguiente es reaccionaria. En la muy poca fraterna y democrática revolución francesa las ideas de la aristocracia feudal y del clero, rodaron con toda y su cabeza por el patíbulo, presidido, en verdad, por el más auténtico de todos los revolucionarios burgueses, Maximilien Robespierre.
En otras palabras, el capitalismo, la clase burguesa, que ha
pasado de precapitalista a monopolista, de allí a un imperialismo concentrado,
centralizado, rapaz, ganado para matar de hambre al planeta y eructar en su
cara, no tienen hoy nada que buscar en el campo de las revolucione modernas, su
destino son las invasiones, bloqueos y expropiaciones a mano armada contra
colonias y neo colonias indefensas en una cruenta lucha de mercados.
No olvide el <camarada> Soteldo que la burguesía
financiero-militar anglo-norteamericana, que el Pentágono, la OTAN y sus socios
de turno, han invadido y no precisamente para hacer la revolución, una centena
de veces el Continente (incluyendo a Venezuela), que en los últimos meses,
tales <demócratas> han robado vulgarmente, por la medida pequeña más de
40mil millones de dólares de las divisas venezolanas en el exterior, sin
incluir CITGO y otros patrimonio colocado, digamos por ahora queingenuamente,
bajo la tutela de burguesías no precisamente “revolucionarias” aunque
sí imperialistas, de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y demás miembros de la
delincuencia organizada internacional.
Ahora bien, en descargo del ministro diremos que el punto se
liga al problema nacional-lo que en lenguaje marxista se denomina <la
cuestión nacional>. Es decir, que la frase en cuestión ¡no es una ocurrencia
burocrática de Soteldo! Aunque el ministro Soteldo no es marxista y al parecer
por su equivocación básica desconoce el punto nacional y los límites
contemporáneo del <capitalismo nacional>. He aquí un tema debatido por
todas las teorías marxistas desde el siglo 19, aunque, por ironía, mucho menos
en el marxismo criollo.
Es pues, una controversia sobre el asunto nacional, nada
empírica a pesar e empirismo nacionalista local y estrictamente imbricada a las
categorías y leyes de la lucha de clase. Negar u omitir esto, es no entender ni
jota de lo que pasa hoy en Venezuela y Latinoamérica, justo lo que ha hecho el
90% de nuestra izquierda para beneplácito de la derecha que en principio
desprecia toda concepción de lo nacional sobre todo en la relación de lo
nacional con el antiimperialismo y la lucha de clases.
He aquí pues, una consecuencia involuntaria desprendida del error
ministerial que nos lleva directamente a la caracterización de las clases en
Venezuela, en particular al análisis de las contradicciones inter- burguesas,
lo cual resulta positivo para el movimiento revolucionario, en particular
necesaria para los chavistas genuinos y sus conclusiones en el III Congreso del
PSUV, no para los escaladores, impostores y oportunistas en su seno que sí los
hay.
No podemos extendernos ahora sobre este importantísimo tema,
pero sí podemos decir, que la PYME, sector al que se liga funcionalmente el
Ministro Soteldo, en un país como Venezuela sometido a la doble contradicción
histórica: lucha de clase (proletariado versus burguesía) y opresión nacional
extranjera ((imperialismo versus nación oprimida), podría jugar un papel
progresista (no revolucionario como sector de
clase pero sí progresivo) como en forma dispersa lo han hecho algunos de sus
miembros en el actual proceso nacionalista bolivariano, algo factible sobre
todo a partir de la victoriosa insurrección popular del 2002-2003 que modificó
tanto la lucha de clases venezolana como su problema nacional, permitiendo al
pequeño capitalista hacerlo y continuarlo siempre y cuando (1) sus cámaras
rompan activamente (no sólo en el discurso acomodaticio) con la histórica
dependencia del sector al capital monopolista improductivo, engatillado en
FEDECAMARAS-VENAMCHAM (2) reconozcan el papel de fuerza motriz de la clase
obrera y sus aliados revolucionarios.
Es una posibilidad, pero solamente viable si acepta el
rol motriz de la clase proletaria, de la clase obrera y sus aliados campesinos
y comunas, en el desenlace de la presente además de clave coyuntura
antiimperialista, cuyo programa está relacionado con la lucha por un nuevo
Estado no capitalista, por una nueva sociedad no monopolista presidida por las
fuerzas de abajo, un objetivo común de nacionalistas, patriotas auténticos y
socialistas revolucionarios propuesto repetidamente como salida a la crítica
capitalista actual.
De esa manera podríamos debatir sobre el progresismo o no del
pequeño capitalismo en Venezuela, de su necesaria oposición al gran capital
local y externo, de sus consecuencias políticas. En caso contrario, divagaríamos
metiendo en el mismo saco a tiros y troyanos, a grandes explotadores
capitalista apátridas junto al pequeño y “aun mediano” (Carlos Rafael
Rodríguez) explotador capitalista patriota, que
no es explotados sino explotadores de la la clase obrera, pero a su vez
oprimidos y descapitalizados por los monopolios criollos y extranjeros.
Valga decir, que sobre esas bases no solamente es justa,
necesaria, inequívoca la prisión del conspirador Guaidó, de todos los
conspiradores civiles y militares corruptos, apátridas y sinvergüenzas de los
últimos 20 años, que se le expropien sus propiedades capitalistas, que vayan
como reos a la cárcel, no como huéspedes con la complaciente medida
gubernamental de casa por cárcel; pero más que esto, es justa y necesaria la
abolición del capital monopolista y su posterior socialización, por ser fuente
original de la anarquía económica actual, de la
especulación de precios, del desabastecimiento general, de las
sangrentas conspiraciones e invasiones militares, de los gobiernos paralelos
tipo EEUU-OEA-Grupo de Lima-Guaido, de los robos de divisas del Estado (¡más de
350 mil millones de dólares! según las autorizadas cifras de las investigadoras
Pascualina Curcio y María Alejandra Díaz expuestas en el programa informativo
de Mario Silva La Hojilla del 11 de mayo), amén de otros desafueros cometidos
por los monopolios privado en Venezuela, cuya existencia está expresamente
prohibida por el artículo 113 de la Constitución bolivariana de la República
bolivariana e incluso por el artículo 97 de la Constitución Nacional del año
1961, que los gobiernos cipayos de AD-COPEI, reemplazaron por la consigna
betancourista “dispara primero y averigua después”. ¿Por qué los
gobiernos bolivarianos no han cumplido con ese mandato básico de la Constitución
bolivariana?
En cuanto a la demostración de La Cava con su gesto de
<yo no fui>, es peor. Está también de por medio la cuestión nacional,
pero ahora, no desde el concepto de los oprimidos de
abajo (soslayados en la imprudente frase nacional capitalista de
Soteldo) sino desde una franca posición neoliberal de mucho interés para las
transnacionales por el origen de ella; porque la posición del señor gobernador
de Carabobo simplemente es privatizadora, exigiendo nada menos que la
privatización eléctrica, que significa entregarle al imperialismo y a los
monopolios un lomito estratégico de las industrias básicas, cuya fortaleza
obrera fue puesto a prueba exitosamente con el famoso apagón nacional de marzo.
Desde el punto de vista teórico debería haber una
contradicción in
situ entre el ministro y el gobernador dirigentes, ambos del PSUV. La
posición de C. Soteldo supuestamente podría interesar a la PYME, pero como no
aclara, cuál fracción burguesa es la hipotéticamente “revolucionaria>, si
FEDECÁMARAS-VENAMCHAM o la PYME, el punto se congela allí, entonces podría
coincidir con el señor La Cava que pide privatizar, pero tampoco dice a favor
de quien, se sobreentiende que, por la cuantía, no puede ser a favor de algún
buhonero sino de una transnacional bancaria o de un consorcio privado emergente
del capitalismo nacional
bolivariano.
Indiscutiblemente esta posición liberal del Gobernador va más allá
del error del Ministro, pero ambas propuestas debe encender las alarmas
políticas de la clase obrera y del pueblo, sacudiendo su quietismo impropio en
pleno momento coyuntural y bajo el azote de todos los capitalistas juntos, debe
hacerlo si no quiere terminar pagando los platos rotos de las contradicciones
inter-capitalistas a nivel de toda la sociedad y a lo interno del Estado.