Ministros y demás funcionarios del despacho ejecutor de la política de Estado, entendemos dos obligaciones del sistema en materia educativa: (1) que la doctrina neoliberal exige integridad en cuanto al mercado, por lo tanto la educación no está exenta de tal compromiso (2) que desprenderse del obsoleto legado socialdemócrata punto fijista, no ha resultado fácil para algunos jefes chavistas, especialmente para los que vienen de la vieja socialdemocracia; pero, copiar sus planes “educativos” en pleno siglo 21 constituye un verdadero sello de anacronismo ideológico, no sólo por el siglo mismo sino por los indiscutibles fracasos políticos de la socialdemocracia, en su papel como teoría reformista del desarrollo social. Nos fundamentamos en el hilo histórico de la bancarrota socialdemócrata de 1914 demolida por Lenin. Hay pues que tener sindéresis en el debido procedimiento o cuando menos una pizca de sentido común a la hora de honrar el liberalismo académico del siglo 21.
Eso de echar a un lado, en función del productivismo capitalista, las carreras educativas “no prioritarias” para concentrar todo el conocimiento humano en carreras productivas necesarias a la inversión extranjera y sus socios nativos, no tiene ni pie ni cabeza, no sólo visto desde el puro economismo de mercado (como lo ve ahora un sector del gobierno venezolano) sino desde el punto de vista científico del conocimiento.
La burguesía moderna necesita explotar fuerza de trabajo obrero-campesina preparada técnicamente, pero despolitizada y alienada a los valores mercantiles del sistema. Nuestros capitalistas locales -igual que sus ayudantes reformistas dentro del gobierno- podrían estar sólo buscando grandes ganancias, en lugar del <ingenuo> productivismo con el que la burocracia oficial hipnotiza a las masas obreras y no obreras. La gran burguesía lo que en verdad trama no es la producción social sino la manera más fácil de enriquecerse a costa del pueblo y del propio Estado, aprovechando el bajo costo de una fuerza de trabajo, absolutamente explotada, agregándole ahora menos cultura social, ninguna conciencia de clase y mucha demagogia electoral. Lo cual es un objetivo posible con un salario mínimo mensual de menos de dos dólares y precios inflados al 3000% que el gobierno ni siquiera nota, mientras anuncia reducción de impuestos al gran capital.
El problema, señores ministros, es que la ciencia económica moderna necesita integralidad educativa y la revolución educación de clase. Tanta filosofía, información y política tienen hoy las matemáticas o la física como la mecánica e incluso la vulgar dolarización del comercio venezolano. Está claro que el punto de la <nueva productividad> que FEDECAMARAS-VENAMCHAM exige en sus acuerdos con el gobierno y el Estado, se basa en dos premisas: el productivismo descocado para afianzar una clase obrera sujeta a los intereses de los monopolios privados; la reducción de toda educación humanística social y política para obstruir el paso de la conciencia proletaria.
Esto es justo lo que observamos en la propuesta de echar a un lado, por no prioritarios, los estudios humanísticos, políticos o sociales, que no interesen ni al mercado ni a la supuesta Ley antibloqueo. No olvidemos que también AD y COPEI propusieron en los años 80 algo similar en el plan privatizador de eliminar las asignaturas humanísticas, políticas y sociales del bachillerato y las universidades, plan enmarcado en la plataforma de empresas mixtas petroleras y mineras.
Ciertamente que en el capitalismo lo que no se exhibe no se vende, pero lo que se vende no es social sino privado. Veremos qué opina la juventud obrero-campesina de esta nueva cultura neoliberal, propuesta por sectores de un Estado “suficientemente trasnochado” que aspira convertir el conocimiento humano y la conciencia de clase en una gran máquina de tornillos, tuercas y fuerza de trabajo simplona ¿Qué piensan de todo esto nuestros jóvenes estudiantes del PSUV, de la UBV, de las Misiones y del Frente Francisco de Miranda? Cualquier pensamiento debe alertar contra la infame consigna franquista del año 36 en Salamanca de Millán Astray contra al rector Miguel de Unamuno ¡muera la inteligencia! 3.2.2021. o c v
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