jueves, 21 de febrero de 2019

UN CAVERNICOLA FRENTE AL MURO.



EEUU UN IMPERIALISMO QUE ASEDIA MILITARMENTE AL MUNDO



partido revolucionario de los trabajadores, mienbros de la direccion Nacional,
Otto Van der Velde Quijada.
  
   Para el prehistórico gobierno republicano de Trump, el asunto de la agresión a Méjico se ha hecho más frenética con la llegada al poder del gobierno progresivo de López Obrador. La construcción del <muro medioeval> contra el pueblo mejicano, es ahora un asunto de “principio”. Como asegura el retrogrado imperialista de Norte, se trata de un <pulseo> con los demócratas del Congreso que podría durar años, por la negativa (entre otras electoral) de estos de votar la partida de los 5700 millones de dólares que cuesta el infame muro feudal. Muchos diputados demócratas regatean en la Cámara de Representantes por bajar la cifra a $1375 en favor no de un muro sino de <una barrera>, que también es discriminatoria. Lo irónico del asunto es que el muro contra México ha resultado en un verdadero muro para el gobierno de Trump.
    Realmente un imperialismo que asedia militarmente al mundo, que junto a sus socios ingleses y canadienses, bloquea y roba igual que cualquier ratero cerca de $10 mil millones de dólares a Venezuela; una burguesía que es capaz de invadir, de asesinar a millones de personas en Siria, Palestina, Irak, Libia, Somalia, Panamá, Santo Domingo y que obsesivamente hostiga, sabotea, los cambios sociales en Venezuela, Nicaragua, Bolivia o Cuba en nombre de <la libertad y los derechos humanos> ¿Qué tanto le puede importar que 800 mil trabajadores suyos queden  virtualmente desempleados, sin derecho a salario o a las más elementales reivindicaciones laborales? 
 Obviamente eso le resbala al capitalismo. La administración imperialista de Donald Trump amenaza de nuevo con dos planes igualmente desesperados y nada democráticos: decretar el estado de emergencia nacional según asegura el líder republicano del Senado de EEUU Mith Mc Connell o volver al cierre administrativo para presionando en favor del crédito parlamentario levantar el vergonzoso muro contra el pueblo mexicano.  Ambas <soluciones> aumentaran las contradicciones inter- burguesas por la puja electoral entre los diputados de la burguesía republicana con peso en la cámara de Representantes y la de los senadores demócratas en el Senado, procedimiento que sería como volver al paro institucional del 2018, un vacío que fue remendada a duras penas 35 días después con enormes pérdidas económicas y sociales. En su honor casi un millón de trabajadores administrativos podrían quedar de nuevo en el limbo laboral dentro de un sistema capitalista despiadado e intensamente explotador de la clase obrera, que no da subsidios, no distribuye CLAP, ni bonos y otras cosas por el estilo. Una sociedad monopolista del capital que carga sobre sus espaldas con un 43% de pobreza general y un PIB bastante lejos del 3%, según sus propias cifras. 
   Total, para el capitalismo todo es negocio y lo del muro también lo es. Los imperialistas del Norte, no conformes con haber despojado violentamente en el siglo dieciocho (…1837) la mitad del gran país mejicano de Emiliano Zapata y Pancho Villa, incluyendo sus importantes recursos petroleros y mineros en lo que ahora es Texas, pretenden extender su política de bloqueo latinoamericano al gobierno de AMLO, contando con los perritos falderos de ley como Santos-Uribe, Almagro, el renegado L. Moreno o el chupa -medias del PERU y seguramente con una canalla interna partidaria del muro del mismo calibre que la venezolana partidaria de la invasión militar.
   Los parlamentarios demócratas, tan iguales de imperialistas como los republicanos, encabezados ahora por la señora Nancy Pelosi utilizan la Cámara de Representantes para bloquear el fulano muro. Naturalmente estos representantes de la burguesía liberal norteamericana no lo hacen por consideración al pueblo mejicano, ni por respeto a los millones de los refugiados producto de sus propias políticas internacionales de saqueo y extorción nacional, lo hacen por lucha de intereses económicos internos, por una competencia política a muerte y por asegurarse el voto en las venideras elecciones presidenciales, además de lo útil que resulta explotar a una masa empobrecida de refugiados, sin derecho alguno como fuerza de trabajo barata, incluyendo el derecho universal de la sindicalización. Para un imperialismo mundial en crisis estructural desde el 2007, tan imposible de disimular como el deterioro de la hegemonía norteamericana, el despilfarro y la anarquía incontrolable del modo de producción capitalista, tales choques son contradicciones serias.
   Lo tragicómico del asunto es que la misma fórmula que los imperialistas aplicaron en Brasil a la señora Dilma para elevar a la presidencia al ladrón de Temer y por medio de este al neofascista Bolsonaro, algunos parlamentarios quieren extenderla a Trump aplicándole el famoso <impeashment>. En realidad, el drama de Trump y los imperialistas yanquis, su desesperación global, es su impotencia ante la inevitable decadencia del capitalismo norteamericano, el temor de despertar en cualquier momento con una revuelta social interna que acabe con el disparatado sueño del <destino manifiesto y la obsesión americana de ser los <Rambos> del siglo. Definitivamente, la nostalgia de no poder volver a la <época de oro> del capitalismo norteamericano, en un momento en que dicho sistema de explotación y rapiña ha demostrado su incapacidad para resolver los problemas sociales modernos, igual que para hegemonizar el mercado planetario, pero, sobre todo, su furia reprimida por no haber podido suprimir históricamente al comunismo.

                                                                                                                                                                                Caracas 15 de febrero de 2019

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