martes, 13 de agosto de 2019

A PROPÓSITO DEL FORO DE SAO PAULO Y LA AMNOAL.

Acaban de concluir dos importantes eventos internacionales de las fuerzas progresistas del mundo.


 la Asamblea de países no Alineados (AMNOAL) y el XXV encuentro del Foro de Sao Paulo. Nuestro primer balance sobre ambas asambleas arroja importantes conclusiones. Veamos algunas de ellas:
  1. Que, aunque el proceso revolucionario venezolano sufre un compacto bloqueo imperialista, no está aislado, como desinforman las agencias y los grandes medios de comunicación tarifados por el gobierno norteamericano, la Unión Europea, la OTAN y los corre ve y diles del Pacto de Lima, encabezado por regímenes serviles al estilo de los de Colombia y Perú.
  2. Que el gobierno bolivariano se ha anotado un punto en política internacional, poniendo claramente en entredicho el bloqueo y el plan aislacionista del loco de Washington.
Hoy más que nunca la lucha de clases mundial esta políticamente polarizada. Hoy más que nunca la voz de los países que luchan contra el neocolonialismo, el apartheid, la dependencia, por las consignas de la liberación nacional, resuenan a lo largo y a lo ancho del planeta Tierra
      3. Que de estas dos formidables asambleas internacionales hay que destacar la reafirmación del apoyo fraterno de los países asistentes a las luchas del pueblo venezolano contra los planes ofensivos del imperialismo norteamericano y sus aliados. Igualmente, las fogosas intervenciones unitarias de los delegados asistentes, en particular la de los presidentes Diaz Canel de Cuba y Nicolás Maduro de Venezuela.
3. Precisamente en relación a esto último debemos hacer énfasis en que, para lograr la unidad combativa, solidaria, de nuestros pueblos oprimidos, acordados en ambos eventos; considerando el esfuerzo en común de la humanidad contra un capitalismo que a pesar de su decadencia y su prolongada crisis estructural, sigue azotando, y cercando por hambre a los pueblos del mundo; en honor a tan determinantes resoluciones unitarias, debe la izquierda venezolana tomar sus lecciones para combatir internamente el sectarismo, la estrechez de mira -muy acentuada en sectores del PSUV y del propio gobierno bolivariano- qué han institucionalizado la exclusión y subestimación de otras fuerzas revolucionarias, democráticas y progresistas como norma en las relaciones política entre aliados.
   Craso error en los marcos de un proceso de lucha liberadora que por simple sentido común exige todo lo contrario, es decir, una fuerza compacta, amplia y solidaria para salir victoriosos frente a poderosos enemigos externos e internos dispuesto a todos por conseguir sus objetivos estratégicos.
   Esto lo decimos a propósito de la exclusión casi absoluta en la programación para ambos eventos, de los partidos y organizaciones aliadas, de los sindicatos estratégicos para la revolución, en general, de la escasa convocatoria institucional del movimiento obrero-campesino y comunal, como parte de la organización, dirección e intercambio de uno y otro evento, fuerzas concretas que han sido el sostén fundamental del proceso revolucionario en Venezuela.
   Tan exagerado espíritu de cuerpo afecta en su conjunto al ya de por sí disminuido “Polo Patriótico”, un frente de lucha popular exitoso, vital para este proceso, víctima también del desafortunado sectarismo y hegemonismo política dominante en dichas esferas. Nuestra participación -bien lograda por demás- así como las de otras organizaciones de la nueva izquierda venezolana, se dio por iniciativa y esfuerzo propio, sin solidaridad de los organizadores <de arriba>, quienes aseguraron su exclusividad en estos significativos actos internacionales.
   Ese Polo unitario cuya efectividad y proyección nunca ha estado en duda, lo componemos aliados revolucionarios nacionalistas, antiimperialistas, socialistas, comunistas, movimientos sociales, de género diversos y figuras de prestigio en un gran plantel unitario de lucha.
   Se trata de corrientes altamente políticas cuya autonomía y decisión ha sido probada en todos los terrenos de la lucha de clases y del problema nacional venezolano. Lo ha sido en muchos años de actividad antiimperialista en función del socialismo revolucionario, con larga trayectoria de combate tanto de calle como electoral; organizaciones, sin duda, de experiencia, constancia y autonomía comprobada. De esta situación negativa se dieron cuenta, y nos lo hicieron saber, algunos camaradas delegados internacionales, señalándonos que la unidad revolucionaria concreta comienza por casa.
   Se trata pues, de un comportamiento que por notorio, repetitivo y criticado en vida por el propio Chávez, no podemos dejar de lado en nuestro balance. Recordamos a los cuadros del partido de gobierno que los aliados socialistas y antiimperialistas somos una fuerza de clase, combativa de gran valía para el proceso, difícil de subestimar e invisibilizar, que bien podemos sostener o inclinar la balanza revolucionaria a favor del proceso antiimperialista y socialista en cualquier terreno de combate, pacífico o armado como siempre lo hemos hecho.
   Esta capacidad, se ha demostrado en más de una ocasión. En “situaciones lejanas” como en el derrocamiento de la dictadura burguesa de Pérez Jiménez o en la larga y sangrienta lucha armada contra los gobiernos punto fijistas, cuando ni siquiera el chavismo existía políticamente; pero también se ha demostrado en hechos más cercanos, en las elecciones de 98 para elegir al presidente Chávez; en la derrota del reaccionario golpe cívico-militar antichavista y anticomunista de FEDECAMARAS-VENAMCHAM el 11 de abril 2002 hasta el paro imperialista petrolero del 2003; en la quiebra de la huelga bancaria y la derrota del llamado paro indefinido del lumpen CETEVISTA encabezado por Carlos Ortega y Manuel Cova.
   Así mismo, fue demostrada en la derrota de la ofensiva imperialista internacional y local del 2014 y en los enfrentamientos del 2017-2019 que comenzando con guarimbas, guayas asesinas, terrorismo y guerra económica, termina proclamando un gobierno paralelo con el mercachifle de Juan Guaido como <presidente encargado>.
   En fin, camaradas, entendamos que existen varias historias sobre el asunto no una sólo. En política es siempre bueno recordar el muy sabio proverbio popular de que <tanto va el cántaro al agua hasta que lo rompe>.



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