BREVE RELEXIÓN SOBRE EL PROBLEMA MILITAR EN VENEZUELA
Debemos confesar que nos llamó especialmente la atención los 24 comunicados militares de las Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI) así como los pronunciamientos de las Regiones Operativas de Defensa Integral (REDIS) y la del Comando de Defensa Aero especial Integral (CODAI),documentos en circulación pública desde el día 29.3.2020, en respuesta directa a la provocación política del imperialismo norteamericano -no del imperio que es otra cosa- a través del gobierno de Donald Trump, de la maltrecha Unión Europea (UE) y del Pacto de Lima agenciado por los gobiernos de Duke-Uribe en Colombia, Jair Bolsonaro del Brasil y Juan Guaido por la derecha venezolana.
Sorprende no sólo por lo inusual que resulta en el escenario político actual, que un ejército institucional se pronuncie públicamente, desde una posición nacionalista y antiimperialista, como fuerzas armadas del país agredido. Ese no es un acto común del Estado y menos lo es en un sistema capitalista. No sólo se ha manifestado en esa dirección el propio ministro de la Defensa Padrino López, sino también los respaldos colectivos de cada uno de los comandos zonales y regionales. Lo han hecho en defensa de la jefatura institucional del Estado y de la identidad nacional vulnerada por el capital extranjero.
Los diversos mensajes militares expresan, en general, la respuesta del cuerpo militar frente a una amenaza externa, por demás descarada y prepotente por parte de la burguesía norteamericana que se siente dueña del planeta. Tal respuesta colectiva es tan poco común como reveladora del nivel ideológico-político dentro del ejército venezolano.
Además de la relevancia del hecho en sí, resulta igualmente destacable los diferentes conceptos teóricos de avanzada presentes en dichas declaraciones, como, por ejemplo, su enfoque frente al problema nacional, específicamente en relación al pensamiento nacional antiimperialista, que no es una simple postura nacionalista sino una línea que identifica la contradicción política principal de la situación venezolana, pero al mismo tiempo identifica el rechazo, dentro de las fuerzas armadas nacionales, de la forma superior del capitalismo, es decir, del imperialismo, tal como lo define rigurosamente Lenin en su análisis sobre el desarrollo capitalista.
Esta política militar que se profundiza al enlazar estratégicamente la lucha antimperialista con el objetivo socialista, independientemente de los diversos puntos de vista, tesis, precisiones o caricaturas sobre el tema, es de nuevo el debate tanto en el campo socialistas como en las filas del nacionalismo revolucionario, lo cual deberemos abordar en sus detalles en otro escrito no en éste.
De la misma manera destacan los escritos militares, el concepto expresado de lucha armada prolongada contra el imperialismo, que es una teoría estratégica relacionada con el concepto vietnamita de guerra popular prolongada y también con nuestras propias experiencias armada de los años sesenta. Fue este un tema controversial en las filas de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), ejército del pueblo cívico militar en armas por más de una década contra el punto fijismo y el imperialismo norteamericano.
Como se sabe, en la FALN militaron al lado de obreros, campesinos y revolucionarios comunales, como guerrilleros urbanos y rurales, oficiales, suboficiales, clases y soldados del ejército regular, opuestos a los desmanes colonialistas de AD-Copei durante prolongada dictadura bipartidista. Los militares patriotas actuaron valientemente al lado del Partido Comunista, factor clave de la lucha armada de los años sesenta, junto a los marxistas del MIR y los grupos nacionalistas de Fabricio Ojeda, alianza revolucionaria de vanguardia que se fragua clandestinamente en la Junta Patriótica y se mantiene hasta el final la lucha armada en los años setenta.
Fueron incontables las movilizaciones conjuntas en huelgas generales, combates militares, momentos insurreccionales y levantamientos antiimperialista del período entre los militares patriotas y las masas, destacando entre ellos el “Guairazo” del Estado Vargas (1961), el levantamiento del cuartel Freites (1961, Barcelona, Anzoátegui) los alzamientos de Puerto Cabello, Estado Carabobo (2 de junio, 1962, el más encarnizado de todos que cuantifica más de 400 muertos y 700 heridos) y el delCarupanazo, en el Estado Sucre (4 de mayo de 1962); la gran huelga general de 1962 y otros grandes eventos.
Una gran cantidad de patriotas militares murieron en los combates guerrilleros del campo y la ciudad, otros en las cárceles o perseguidos a muerte por el betancourismo, sus policías y militares. Entre muchos casos recordamos al Capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez –presidente de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) brazo armado del Frente de Liberación Nacional (FLN), muerto sin asistencia médica en presión, o el de los oficiales, teniente Nicolas Hurtado guerrillero asesinado en Portuguesa; de Elías Manuit Camero, Pérez Armas, Acosta Bello (prisioneros); del teniente Rafael Salazar, (Servicio Nacional de instrucción de las FALN) o del Capitán de Corbeta Víctor Hugo morales, que preso por muchos años, continuo políticamente activo llegando al proceso bolivariano; igual que el Capitán de Fragata Pedro Medina Silva, quien también presidió las FALN, preso y perseguido largamente por los gobiernos de Rómulo Betancourt y Rafael Caldera; o del Teniente de Fragata Teodoro Molina Villegas (jefe delcarupanazo) y del Teniente Coronel Juan Moncada Vidal, jefe de las FALN; del mayor Pedro Vegas Castejón; del oficial Manuel Azuaje y otra centena de oficiales, suboficiales y tropa antiimperialista combatientes de los años sesenta. (Para una mayor información de la participación militar ver en Aporrea, 27/05/2017 el artículo de: Teófilo Santaella, “sobre la fuga de la Isla del Burro.
Fue una gran experiencia revolucionaria que se refresca al calor de las nuevas circunstancias. Además la nueva posición militar nacionalista, refleja conceptos y acciones que unen históricamente la continuidad revolucionaria cívico-militar de una época y otra, independientemente de los grupos oportunistas que saltaron luego a la derecha o de las distorsiones ideológicas cometidas por falsificadores de oficio, lo cierto es que tal coherencia da continuidad histórica entre la lucha nacional revolucionaria y la lucha de clases en Venezuela, aunque se trata de un fenómeno dialéctico de efectos latinoamericano, lo que aumenta la importancia de la línea militar de marzo
Por sí misma la posición militar resulta una razón suficiente para calibrar el carácter de las proclamas antiimperialistas en los documentos. Lo que de alguna manera explica el odio de la derecha contra el nacionalismo de los militares venezolanos, aclarando los porqué del viejo plan de la burguesía norteamericano de disolver integralmente al Ejército venezolano; odio muchísimo más acentuado ahora con el agregado ideológico <patria o muerte socialista> presente en este y otros manifiestos cívico-militares, en los que se condena el mercenarismo mental de la ultraderecha y se saluda la solidaridad internacional de las naciones democráticas.
-Definitivamente, (1) Se trata de un nuevo enfoque militar sobre el problema, más cerca de la línea antiimperialista del proletariado y más actualizado en relación la oleada anticapitalista que sacude a casi todo el planeta, cuyas consignas son producto de las enormes presiones activas en la lucha de clases mundial, caracterizada por bloqueos y revoluciones; movilidad de tropas agresoras e insurrecciones populares; amenazas invasoras versus frentes nacionales de resistencia etc.
(2). Tal intensidad de las contradicciones políticas en el tablero internacional y nacional, ensanchan la amplitud de las alianzas nacional antiimperialistas a la que obliga la liberación nacional en el conjunto de las contradicciones de clases en Venezuela, Latinoamérica y el Caribe progresista, incluso en el mundo, ilustrando de qué manera podría cambiar a corto plazo la correlación política de fuerzas, así como el nuevo modo ver la vida en el planeta y la estrategia general a seguir por los revolucionarios.
(3). Estas posiciones confirman el rechazo continuo de los sectores militares nacionalistas, en relación a las provocaciones imperialistas, estableciendo una respuesta permanente, de una sola pieza estratégica, en los sectores patriotas. Asientan, independientemente del militarismo de derecha, una conducta integral avanzada del nacionalismo militar revolucionario confirmando los antecedentes históricos señalados anteriormente.
(4). Se trata de una política militar compleja con proyección continental, acelerada e la medida que crece la polarización política interna de las clases, avanzando con el aumento de la confrontación burguesía-proletariado y del plan colonial norteamericano contra la unidad nacional.
(5). La magnitud del enfrentamiento mundial semeja un gran choque de trenes entre los poderosos bloques imperialistas neoliberales, fascistas y opresores y los nuevos y diversos bloques nacionalistas afectados por sus políticas de fuerza. Todo esto tiene efectos en el problema nacional. Tanto en la marcha ideológica de los procesos locales -que se esfuerzan por superar los viejos prejuicios aislacionistas- como en los avances de las medidas sociales aplicadas.
La alianza táctica del nacional antiimperialismo no proletario y del antiimperialismo proletario en función de la defensa nacional y del curso socialista del proceso revolucionario, es un objetivo cercano, obligatorio, que compone el escenario general de estos tiempos y que de alguna manera está visualizado en los documentos de las ZODIS Y REDIS.
(2) VIOLENCIA CAPITALISTA Y CONTINUIDAD EN EL TIEMPO DE LAS CORRIENTES MÁS ESCLARECIDAS DEL ANTIMPERIALISMMO CIVICO-MILITAR.
Ahora bien, hemos insistido dentro de los debates del PRT, en que los conceptos emitidos por los diversos comunicados de las ZODIS (que incluye la política en esa dirección de las milicias populares) no son escritos aislados. Hemos dicho que enlazan sus propósitos en el tiempo histórico de lucha nacional y lucha de clases, generando en consecuencia lecciones claves para la revolución proletaria antiimperialista y socialista que se avecina, insistiremos en algunas de ellas:
a). Las declaraciones militares estudiadas esbozan un curso posible de la estrategia venezolana (en buena medida latinoamericana) según la mencionada doble contradicción combinada de socialismo y antiimperialismo.
La estrategia del nacionalismo militar pareciera apuntar a la teoría de una lucha armada prolongada, contra el imperialismo en varias fases, según el tipo de coyuntura: democrático- burguesa, popular, pacificas o armadas, de carácter sólo reivindicativo nacional o de liberación nacional etc., una presión nacional que viene de la lucha de clase no sólo en Venezuela, puesto que involucra a más de una nación latinoamericana y del Caribe.
b) La posición nacional revolucionaria del campo militar venezolano, específica y determina que la fuente generatriz de la violencia proviene <de arriba> es decir, de las clases y sectores dominante locales y extranjeras, no de la nación ni del pueblo. Este es un conocido señalamiento proletario, asumido ahora en sus documentos por los sectores militares de vanguardia.
c). Se establece tácitamente la continuidad y validez histórica de los diversos movimientos emancipadores. Validando que su permanencia en el tiempo es coherente, producto de un largo ciclo de enfrentamientos que parte de la resistencia armada indígena del siglo XV contra el genocidio de la conquista colonial española, que no se detiene, sino que enlaza con la guerra anticolonial de liberación bolivariana del siglo XIX dirigida por El Libertador. En esa cruenta guerra anticolonial muere la cuarta parte de la población venezolana.
d) Pocos años después las fuerzas anticoloniales, dan un vuelco con el nuevo giro de las clases. La ofensiva popular se concentra en la revolución federal campesina dirigida por Ezequiel Zamora. El ejército del pueblo en armas enfrenta a la oligarquía conservadora del siglo 19 venezolano. La independencia nacional adelantada se eslabona con las guerras campesinas nacionales y estas a su vez, con las movilizaciones antigomecistas y anti -Pérez jimenistas del siglo XX. Ese ciclo se cierra exitosamente el 23 de enero de 1958 bajo el mando de la Junta Patriótica, dirigida por el PCV, Ad de izquierda (luego MIR) y el sector nacionalista de URD. La JP enlaza con el Comité Militar.
e) Los enfrentamientos cívico -militares antidictadura se prolongan en la política armada de 1960-1973, apuntando a la derrota del plan anticomunista de Nueva York, firmado al punto por Acción Democrática, el partido Copei, el sector oportunista de Villalba en URD y John Foster Dulles por el Departamento de Estado norteamericano. El vergonzoso Pacto del 57 es ratificado en 1959 en la quinta Punto Fijo de Rafael Caldera y goza del consenso de la OEA.
f) Casi de inmediato, estalla la valiente lucha armada de los sesenta con su estela de muertos, desaparecidos, exilados y presos por el punto fijismo. Un tiempo después de la lucha del sesenta y reorganizados ya sus cuadros, participan políticamente en la poblada del 89. Nueva masacre del punto fijismo. Pero Las fuerzas cívico- militares persisten llegando al movimiento cívico-militar del 4 de febrero dirigida por el comandante Hugo Chávez, acción que cuaja electoralmente en el 98 y es rematada exitosamente por la insurrección popular del 13 de abril.
g) Entre el 2002 y el 2003 las masas en ofensiva permanente fulminan la poderosa coalición de FEDECAMARAS-VENAMCHAM con la derecha partidista interna,, el CEN episcopal, la conspiración militar anticomunista y la política golpista de Estados Unidos y sus aliados europeos, unificada en el propósito de derrocar el gobierno bolivariano, asesinar al presidente Chávez y pasar por las armas a una larga lista de revolucionarios. La respuesta popular desencadena una serie acciones insurreccionales de masas a lo largo del 2002-2003, se esboza un doble poder que terminan dominando las masas y el movimiento revolucionario, pero que no se culmina estratégicamente por vacilaciones de la vanguardia cívico militar del momento.
En resumen, es todo un largo proceso dialectico que se detiene, avanza, se confunde, cae, se levanta y auto depura, se contradice, vacila, pero vuelve avanzar de una u otra forma manteniendo su ascenso hasta el presente. Lo que explica en parte la proclama militar a la que hacemos referencia en este escrito.
d) Los documentos militarestambién destacan el consenso nacional de lucha contra el bloqueo imperialista, que indican la necesidad de un mayor afianzamiento político-organizativo de la alianza cívico militar de avanzada. Esta condición se sujeta en el necesario respeto de la autonomía y del programa de la clase y sectores en convergencia hacia el frente antiimperialista. Es una condición elemental de la unidad revolucionaria.
De hecho, condenan la petulancia del señor Donal Trump, poniendo precio a la cabeza de los líderes del gobierno bolivariano. Como cualquier sheriff del lejano Oeste americano Trump y su alguacil Mike Pompeo rematan el edicto de los $15 millones, con la divertida propuesta de un gobierno provisional <sin Maduro, pero con Guaido>. Ante tal disparate no podía sino aparecer el músculo militar.
e) Se destaca la conducta oficial frente a las contingencias naturales. El contraste entre las propuestas deshumanizadas de imperialistas, neoliberales y otras especies, en función exclusiva del mercado y las ganancias, con las medidas solidarias y sociales del socialismo y el progresismo nacional en Cuba, Nicaragua, Venezuela, México China, Rusia y otros gobiernos progresistas del mundo.
Señalando además que las medidas capitalistas neoliberales frente a la pandemia del corona virus (en Estados Unidos, Unión Europea y países del Pacto de Lima, por ejemplo) fueron tomadas (calculadamente) a destiempo, produciendo mayor números de infectados y fallecidos, en función de privilegiar los intereses del capital por sobre la vida de las personas; mientras que las medidas sanitarias en los gobierno progresistas del mundo, privilegiaron la preservación de la vida y la salud, reduciendo la expansión y mortandad del flagelo.
Las declaraciones del Adán Celis, presidente de CONINDUSTRIA, organización empresarial de los monopolios venezolanos, publicadas en plena pandemia, ilustran, mejor que nada, ese contraste. Según la queja de Celis: mientras que el gobierno bolivariano y el pueblo hacen esfuerzos correctos para controlar la situación, aliviar las penurias de las masas frente a la enfermedad -esfuerzo que puede perderse si el gobierno bolivariano no congela drásticamente los precios- los monopolios capitalistas de CONINDUSTRIA, FEDECAMARAS-VENAMCHAM cuestionan las medidas gubernamentales por no <ayudar a oxigenar a su sector productivo>. En otras palabras, que las medidas gubernamentales no sirven porque benefician al pueblo y no a <los productores> (V. Declaración empresarial, Diario Panorama,
(3) EL OCASO DEL CAPITALISMO
Las declaraciones de marzo 2020 de los militares nacionalistas venezolanos enjuician al capitalismo y tienen toda la razón El desastre social de los países capitalistas fue puesto a la luz pública por la pandemia del virus. Desnudando la realidad de capitalismo del siglo 21: funciona sólo para proteger los mercados, garantizar la prosperidad económica de las empresas y mantener el futuro de la economía capitalista, ya en recesión, según el FMI y otras finanzas imperialistas. Es otro tiro que le salió por la culata al selecto club millonario Bilderberg en su estrategia global fundamentada en el razonamiento teórico del cura británico Robert Malthus.
Durante el siglo 18, el cristianísimo cura inglés era simplemente partidario de sacrificar a miles de pobres para reflotar la economía capitalista de su época. Proponía el economista Malthus, que si se exterminaba una parte de la población por guerras o pandemias la economía volvía a su cauce y se equilibraba, lo cual -decía- era necesario frente a la compresión del mercado y sus leyes. El conservador curita ayudaba así a la pujante burguesía inglesa en su desarrollo industrial (basada junto con España, Holanda y Portugal en el tráfico de esclavos). Algo parecido son los cálculos del grupo imperialistaBilderberg, cuyo centro de operaciones es por cierto también Londres.
El problema para el grupo londinense es que la pandemia malthusiana del virus, sorpresivamente, como unboomerang se volvió contra sus propios lores capitalistas, produciendo bancarrotas, mayor desastre social, desempleos, pandemias, recesión y muertes. Para colmo, se trata de un desastre con más descalabros para los gobiernos neoliberales que para los gobiernos de las naciones oprimidas por sus capitales.
El contraste quedó inevitablemente a la vista. Los analistas financieros del Bank of América, de la propia ONU, del FMI y de los economistas de primera línea como el ruso Tulin, anunciaron una recesión global capitalista con epicentro en EEUU, que afectara directamente a Alemania, Francia, Italia, Brasil y otras economías occidentales.
El consorcio imperialista financiero de JPMorgan Chase, quien -desde la gran crisis capitalista del 2008- conoce en carne propia- la bancarrota y los generosos <salvamentos> del Estado, también se unió al pronóstico, proyectando para EEUU “…un "escenario extremadamente adverso" que contempla una contracción del PIB estadounidense del 35 % en el segundo trimestre de 2020. Con un desempleo súbito de más de 9 mil millones de trabajadores y un 47% de pobreza. Sin duda que no es un pronóstico alentador para los yanquis.
Tampoco lo es para el del imperialismo español que empata los desahucios de viviendas, con la merma del sistema de pensiones y de un servicio de salud en total bancarrota; fórmula española que se repite en el imperialismo alemán, italiano y francés, valga decir, en una “Unión Europea”, burguesía a la que no le tiembla la mano a la hora de expropiar las jubilaciones y aplicar eutanasia a los viejos con enfermedades.
En fin, todo un drama miserable que la pandemia del COVID-19 ha sacado a flote, señalando deficiencia económica alarmante y una deshumanización social absoluta. Es una realidad de la que tampoco escapan los serviles gobiernitos neoliberales latinoamericanos como el ecuatoriano el, peruano o el colombiano.
La situación -como se ha dicho- contrasta con las medidas y movilizaciones solidarias del socialismo cubano y del progresismo en Venezuela, Nicaragua, China, Rusia y otros. Esto también está reflejado en los pronunciamientos militares referidos en nuestro trabajo.
La “tragedia natural” que azota al planeta ha dejado el drama verdadero de la globalización capitalista, sus miserias y contradicciones que son insalvables. Igualmente, revela el hecho de que la humanidad del siglo 21 no tiene futuro alguno en manos de los monopolios capitalistas, centro comprobado de las desgracias que azotan al mundo, a tal grado lo son que, incluso emblemáticas instituciones capitalistas como el Washington Post, lanza en sus editoriales de marzo desesperados gritos anticapitalistas (¡!)
Bien, ante este complicado panorama, las múltiples declaraciones de las corrientes avanzadas del nacionalismo militar dejan entrever la necesidad de una amplia alianza revolucionaria entre sectores civiles, militares, del pequeño capital, de nacionalistas y núcleos progresistas de la sociedad, ecologistas, género etc., con el proletariado obrero-campesino-comunal, para dar forma sin politiquerías baratas, a un frente antiimperialista y antimonopolista, cuyas condiciones objetivas están dadas.
Esto es posible ahora. Bastaríabajarle dos al estúpido sectarismo político partidista de algunas corrientes, quitar del medio a los corruptos y la burocracia reformista interesada sólo en deteriorar para privatizar; organizar la estrategia popular para una defensa nacional en función de los intereses del pueblo no de los intereses burgueses; no caer en el marco de una coyuntura electoral en el cretinismo electoral y sobre todo respetar la autonomía como clase del proletariado, su programa de lucha. Dar nuevos pasos hacia un Estado obrero campesino y comunal cívico militar de <abajo>, vieja propuesta socialista revivida por el comandante Hugo Chávez.
Precisamente por todos estos elementos, tiene sentido el mensaje general de las proclamas militares, de que, ante la agresión imperialista norteamericana, toma forma el antiimperialismo y el socialismo en Venezuela.
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